#ideas #aburrimiento #negocios #emprendedores #hermanos #primos #clases #casa Escrito por: Crisley Vivieca
Con la nueva realidad que tenemos en estos días de aislamiento, entre las medidas de restricción social por todos lados, geles desinfectantes, infinidad de mascarillas y clases online, la rutina diaria termina agobiándote.
Aquí les digo cómo comencé mi negocio desde casa y las condiciones que me llevaron hasta ello.
Desde que se iniciaron las clases online, mi viejo escritorio apartado en una esquina de la habitación, cobró vida propia: no faltan las notas inspiradoras, fotos de familiares y amigos, y dibujos para decorar la pared.
En el itinerario semanal, parece ser natural que las horas de aburrimiento se marquen solas. Sin embargo, no soy la única que lo siente. En el cuarto contiguo al mío, escucho a mi hermanita menor y a mi prima (ambas de 4 años) decir que están aburridas, pero de recoger sus juguetes, lol.
En mi casa hay 5 niños en total, y las más grandes pasan por mi habitación a visitarme. A la hora en qué decido sentarme en el rincón para hacer mi tarea, adivinen qué... “nock, nock“ las pequeñas visitantes llegan jugando a pasear al viajero DON YO, Mariquita y Nachito, tal como lo aprendieron en la clase impartida por la televisión.
Para ellas, asumo que mi habitación es como un museo donde no terminan jamás de enseñarles a los invitados imaginarios, mis cosas viejas, según ellas. Sacan mi cepillo de dientes, mis calcetines con aguacates pintados, hasta mi gorro de baño.
Mi hermanita se tapa los ojos con una de mis bandas de deporte para el pelo y mi prima le dice: camina a la derecha, ahora a la izquierda (buscando no se qué cosa). Las acompaño hasta la puerta, se escapan corriendo a desarreglar mi cama y gritan “La profe dice que tienes que ser educada, no puedes hacerle eso a las visitas y no nos vamos porque no nos diste agua”. Yo respiro profundo y pienso, en serio!
Una noche, me tiro en el sofá a ver el capítulo final de mi serie favorita en Netflix. Más de uno conoce el desagradable sentimiento que esto produce, al terminar te sientes en limbolandia.
Después de aproximadamente una hora de inactividad mental, escuchando el ruido de mis hermanos y primas, se me ocurrió una idea genial, quería trabajar en algo que involucrara a los niños y que me permitiera flexibilidad de horarios para que no interfiera con mis clases.
En definitiva, no pude dormir pensando en opciones potenciales y en qué podía trabajar, cuando de repente recordé unas bolas inflables gigantes que habían llevado en la celebración del día de la chichigua, en Casa de Campo, La Romana.
Entonces, me puse en marcha en la búsqueda de información, para ver si era factible el negocio de alquiler de dichas bolas, pero está clase de juegos están más dirigidos para adolescentes y adulto.
Es por esto que me decidí por el alquiler de Castillos Inflables. Esos irresistibles, de colores radiantes, que son la fascinación de los niños en los cumpleaños.
Lo primero que hice fue hacer un sondeo online de este tipo de negocios en mi ciudad y las zonas cercanas. Para mi sorpresa, la presencia en las redes sociales era mínima. Contacté a varios proveedores y por ellos me entero de cómo medir la calidad de los equipos al momento de adquirirlos para uso comercial.
En fin, compre una casa combo por su versatilidad (tiene trampolín y tobogán), y dedique especial importancia en el marketing online pues para mí, después de la Bendición de Dios, es la piedra angular de todo emprendedor.
Navegando en las redes, revisé los testimonios de negocios similares ya establecidos y señalaban que no hay que desesperarse pues la mayoría de los clientes llegarían en aproximadamente 6 a 8 meses. Llena de gratitud con Dios, mi familia y todos los amigos que brindaron su apoyo, me enorgullece decirles que mis clientes llegaron desde el primer mes de lanzamiento. Ahora continúo trabajando para brindar el mejor servicio que pueda y continuar creciendo.
Déjame saber tu historia de emprendimiento y dime qué ideas ingeniosas tuviste en un momento de aburrimiento.